Cambiar de color el día

Recién acaba de iniciar el calendario y medios digitales ya anuncian que el próximo lunes 15 será el día más triste del año, también llamado “Blue Monday”.

Según estudios psicológicos, las fiestas decembrinas, con sus excesos de celebración; unido a la ausencia de rutinas y la generación de elevadas expectativas para el año que comienza, provocan que las personas experimenten una especie de frustración al volver a su ritmo habitual y cotidianidad. Retomar las dinámicas laborales y educativas, con su enorme carga de responsabilidades, tiende a provocar que el tercer lunes del primer mes muchos se sientan desanimados.

Incluso quienes disfrutan mucho su trabajo y ser productivos en lo que hacen pueden llegar a sentir dicha emoción, pues es un hecho que construir un proyecto de vida, empresa o negocio, puede resultar desafiante y agotador. No obstante, tanto en el entorno familiar como en el económico y social, poco hay más placentero que edificar un camino propio, cosechar resultados, dejar una huella.

La idea del “Blue Monday” parte de los estudios del psicólogo Cliff Arnald, quien motivado por una campaña publicitaria elaboró una fórmula para determinar cuál era el peor día del año. Expertos en psicología social señalan que para contrarrestar esa sensación es muy importante no predisponerse: asumir que un determinado día va a ser triste nos hará enfocar la atención en una serie de experiencias que reforzarán esa idea. Por lo tanto, recomiendan pensar en nuevos proyectos y centrar la atención en pensamientos positivos.

Cambiar de color el día no es tan difícil para quien trabaja, quien se esfuerza; quien sabe que, en su casa, su comunidad, o más allá de su entorno geográfico cercano, hay personas que dependen de los resultados de su labor. Sentirse productivo es uno de los mejores antídotos para el “Blue Monday”.

Todos los lunes pueden ser verdes de esperanza en el futuro, rojos de pasión por lo que se produce, amarillos por la energía y calidez que le impregnamos a cada tarea.