La victoria sobre el olvido

Hogares y espacios públicos de todo México se han preparado para la celebración del Día de Muertos, una de nuestras tradiciones más esperadas, sentidas y peculiares; a la cual se suma igualmente la familia de la Confederación Nacional de la Productividad (CNP).

Esta celebración pone a la muerte en el centro de la vida misma, hace más presentes a los que ya no forman parte del mundo material y pone en alto el valor de la familia y del afecto verdadero. El Día de Muertos nos invita a compartir, alegremente, con aquello que más tememos: la ausencia eterna o el viaje a lo desconocido que marca el final de la existencia.

Muchas personas de otras culturas se asombran de esta celebración tan típica, en la cual la idea de la muerte se asocia a colores floridos, aromas de incienso, luces de velas y sabores diversos de los platos más apetecidos por quienes partieron de este mundo.

La esperanza de compartir de nuevo con esos seres presentes en el recuerdo es lo que impregna de alegría el festejo del Día de Muertos.

Generalmente, cuando recordamos a un ser querido que ya no está entre nosotros, pensamos con nostalgia en los lazos con sus allegados y en las rutinas que quedaron pausadas. También, sin falta, hablamos de la obra a la cual dedicó su vida, comentamos los resultados de tantos años de trabajo, nos referimos a sus logros y aspiraciones; hacemos un alto, quizás sin ser conscientes, en los frutos de su productividad.

Es por eso que el Día de Muertos es también un momento para agradecer a quienes dieron todo su esfuerzo por el bienestar de sus seres amados, de sus comunidades y, en definitiva, por el desarrollo de sus localidades y estados.

La verdadera muerte es la tristeza infecunda, la que nos paraliza en vida, la que nos impide dejar una huella de nuestro paso por el mundo. El Día de Muertos es, en cambio, una victoria sobre el olvido, una alabanza a otra dimensión de la vida; es la invitación a construir un legado, a seguir esforzándonos para hacer de nuestra existencia un camino productivo, que merezca ser recordado.