Geodiversidad, orgullo e incentivos productivos

En el Día Internacional de la Geodiversidad, el cual se celebró este 6 de octubre, los mexicanos tenemos mucho de lo cual sentirnos orgullosos, ya que de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), México podría estar entre los primeros sitios de geopatrimonio a nivel mundial, de acuerdo con diversos reportes.

¿Y en qué se relaciona la productividad con este concepto?

Pues en que, gracias a la geodiversidad, que abarca suelos, ríos, lagos, rocas, entre otros componentes, obtenemos los recursos necesarios para la generación de energía, la producción de alimentos y la conservación de la flora y fauna de los territorios, lo cual constituye un atractivo turístico.

También, la geodiversidad es fuente y garantía para la obtención de materias primas de diversa índole; con lo cual no se deben descuidar las políticas que contribuyan a su cuidado y protección.

Una zona rica en diversidad geológica es, casi siempre, una región abundante en recursos naturales, paisajes y ecosistemas atractivos. Tal es el caso de nuestro país.

La UNESCO ha declarado como patrimonio de la humanidad varias áreas con relevancia geológica en la nación mexicana, entre ellas las Islas y Áreas Protegidas del Golfo de California (2005), las Cuevas Prehistóricas de Yagul y Mitla en los Valles Centrales de Oaxaca (2010), la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, Sonora (2013) y la Antigua Ciudad Maya y Bosques Tropicales de Calakmul, Campeche (2002, 2014).

Contamos con una riqueza natural pródiga que, bajo todo cuidado y gestión adecuada, puede ser un magnífico incentivo para nuestros procesos productivos.