El curso escolar y las habilidades de la productividad

Para muchas familias mexicanas esta ha sido una semana diferente, marcada por el retorno de niños y jóvenes de la educación básica a las aulas. Inicia un nuevo curso y a la par se renuevan las metas, las responsabilidades, los esfuerzos.

Los horarios hogareños toman la forma de complicadas partidas de ajedrez para lograr que el tiempo alcance: deberes laborales, domésticos, escolares y extraescolares compiten con el tiempo de ocio, disfrute, descanso y juego.

Cronometrarse, organizar cada hora de cada día de cada semana, se convierte en la clave esencial para aprovechar las jornadas y cumplir con cada expectativa.

A la vez, ser capaces de asumir cambios de último momento, imprevistos y tareas que requieran ejercitar la creatividad aun cuando el cansancio nos venza, pasa a ser también una habilidad imprescindible.

¡Cuántos padres no han pasado por la experiencia de que su pequeño recuerde una importante orientación escolar casi a la hora de dormir!

¡Cuántos no han tenido que trasladarse a velocidades hipersónicas para participar de una crucial reunión de trabajo y casi a la misma hora asistir a una presentación teatral o competencia infantil!

Sin dudas, armonizar las exigencias de la educación con el resto de las responsabilidades de la familia es un reto diario.

Hacer partícipes a los pequeños y jóvenes de la necesidad de responder con organización y responsabilidad ante tantas exigencias, sin generarles tensión, es una excelente manera de cultivar en ellos habilidades que tributarán a su productividad como futuros trabajadores.

Planificación, flexibilidad para asumir cambios, capacidad de resolver situaciones inesperadas con rapidez, compromiso con la finalidad de la tarea, empeño y dedicación, son algunas de las fortalezas que desde edades tan tempranas pueden irse entrenando.

Hagamos del curso escolar un tiempo de crecimiento para nuestros hijos, no solo lectivo, sino de formación para la vida.